sábado, 19 de mayo de 2007

VERDE, AMARILLO Y ROJO




Miércoles de luna llena, de primavera y de mucho reggae en el escenario del Café Iguana que ese día lucia abarrotado. La razón: La presentación de la banda chilena de reggae Gondwana, quienes estaba presentado su nuevo material “Resiliente” .

“Guerra” fue el tema con el que abrieron el concierto, recibiendo una mas que favorable bienvenida por parte de la gente que no dejaría de cantar como un aliado mas para completar el circulo de esa noche.

Vendría “La puerta” un tema de su nuevo disco, la gente escuchaba, bailaba y aunque estaban ansiosos por disfrutar algunos de los temas mas clásicos de la banda, prestaban atención a las rolas nuevas,
Para cuando llegaron a “Changa Langa” el positivismo ya se sentía en el ambiente tanto como el calor , y fue en esta rola donde invitaron a “ I Jah Bones” a que participara con ellos raggamufeando un poco.

Rolas como “Mártires y Warning fueron apareciendo en el show de esta banda chilena , pero fue con “Verde, amarillo y rojo” cuando se escucho la mejor de las voces, que fue la del publico. Cantaban junto al grupo entendiéndose mutuamente, sabiendo la importancia de la existencia de ambos para que la canción cobre vida en el canto de cada uno de los que ahí estaban.

Cuestionando al publico sobre que era lo que el mundo necesitaba, y este respondiendo que amor ,llego a la cita de esa noche una de las mejores canciones de Gondwana y una de las que mas coreadas de la noche: Dulce amor.
Todo mundo tenia una sonrisa en el semblante, ¡ohhh ohhh ohhhh dulce amor! cantaba cada quien con su propia voz, con su propio sentimiento, cada uno le daba su propia dedicatoria en el pensamiento y por ese momento todos fueron una sola voz clamando por aquel dulce amor.

La gente ya estaba metida en el corazón del concierto. La banda tocando reggae con clase, un reggae sin presunciones ni distinciones, un reggae para todo aquel que quisiera escucharle y conocer su mensaje positivo. Así, teniendo todos los elementos para el cuadro de una noche de reggae en primavera, llegaría “Mi Princesa” tema con un estilo muy “lovers” y unos coros con mucho soul. Las parejas bailaban reggae abrazados, se cantaban uno al otro, vamos, era evidente que todos ahí la estábamos pasando bien.

Gondwana siguió tocando algunas canciones de su nuevo disco, los músicos hacían lo suyo y el publico hacia también su parte, Los verdes, los amarillos, los rojos eran la decoración de la casa, nuestra casa, donde teníamos al invitado hablándonos de no querer ir a la guerra, del amor, de la paz y nosotros respondíamos abriendo nuestras puertas y haciendo mas grande y mas fuerte el canto, soltando cada frase al aire , dejando que el viento se llevara cada palabra, pero eso si, guardando todo en la memoria.

Estábamos llegando a la parte final del concierto con canciones como “Aire de Jah” ,“k-in” y “Crece”. En esta ultima ,salieron algunos minutos del escenario la mayoría de los músicos dando pie a un solo de batería. El baterista, con un reflector hacia el, comenzó a dar una muestra de su capacidad para ejecutar, pero mentiría si dijera que no me hizo un poco de “ruido” tanto doble pedal de batería , obviamente la ejecución fue muy buena , creo que ahí nadie dudamos de la calidad del baterista, pues incluso antes del solo, ya había demostrado lo bueno que es al mantener constantemente tan vivo el “beat” que requiere el ritmo jamaicano , sólo que siento que choco un poco la agresividad del solo con la sutileza y la nobleza del reggae que había estado sonando durante el concierto.

En fin, se despidieron con “Divina verdad” por primera vez. Como es ya clásico, apagaron las luces, salieron los músicos del escenario, la gente se quedo gritando ¡otra,otra! Y vino el encore.

Al salir de nuevo los músicos, los aplausos, silbidos y gritos de aprobación sonaron en todo el Café Iguana que esa noche había juntado a 1150 almas ,pero el grito mas fuerte salio cuando después de un intro, en que el sax , contando una historia en forma de melodía, creada en ese momento, entre sus llaves , sus dedos y el aliento, daba las primeras notas de “Antonia”.
Se sintió esa buena vibra de la que tantos hablan, se sintió la alegría que te provoca el escuchar una buena canción, todos le cantábamos a Antonia ¡Y te doy todo mi amor y quiero todo tu amor! Nada malo pasaba esa noche. Cuando aun estábamos cantándole nuestro amor a esa Antonia que cada quien tiene en el pensamiento, pegaron la rola de “Felicidad” y lo único que puedo decir al respecto es que así sucedió, sin mas, todo era felicidad en el aire que ahí se respiraba, en el calor que nos amedrentaba, en la voz de todos juntos, en la mirada de cada uno. Eso es lo que provoca el reggae.

Ya para terminar, tocaron un potpurrí de algunos temas clásicos como “keep the Faith” , “Armonía de amor” para cerrar con “Sentimiento original” afirmándonos antes de su partida, que es verdad que el amor existe, que es un sentimiento original y que a Gondwana en Monterrey se le quiere ,y se le quiere bien.

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