sábado, 10 de marzo de 2007

ZAFFRA Y EL JAZZ DE MARTINA

Charly Vidal en pleno "scat"

Pasaban las 11 de la noche. En la esquina de Padre Mier sonaba desde mi distancia las notas lejanas de una trompeta en franca charla con los demás instrumentos.
Entro al lugar y lo primero que me doy cuenta es que ahí, en ese reducido espacio , el jazz no intimida, no se trata de una elite ni de un circulo al cual nadie es invitado sino solo los allegados. La puerta esta abierta, no se requiere invitación para entrar a este mundo rico en música y sensaciones.
Zaffra es el grupo que cada miércoles nos pone en bandeja las notas de grandes jazzistas, como Duke Ellington, Charly Parker hasta Arturo Sandoval por mencionar algunos. Con 8 años de vida y contando con músicos de primer nivel ,como el ya legendario entre los músicos locales Cesar Guerrero “El Gallo” (q.e.p.d.) Zaffra ha recorrido la ruta marcada por los solos y las armonías disonantes de quienes han querido llegar mas allá, de quienes no se han conformado con lo establecido, de ese noble y eufórico genero llamado Jazz, ese amante nocturno que cada noche te pide llegar al limite y si se puede un poco mas allá.
Hemos entrado. Charly Parker suena tan cercano que uno lo vuelve suyo. La trompeta de Carlos Vidal va y viene como la ola que se va formando a cierta distancia de la playa, revienta frente a nosotros y vuelve hacia atrás para volver a tomar forma. Los que estamos ahí escuchamos, solo cada quien sabe lo que pasa por su cabeza, pero sin duda algo pasa en ese momento, algún recuerdo, algún deseo, el mas nocturno pensamiento.
Thelonious Monk se hace presente, aunque con algunas variaciones. Esa melodía de mano derecha ha sido suplida por una sección de metales que no vacila entre nota y nota. Así van corriendo los temas, las improvisaciones, el pasado, las cervezas y el buen jazz. En el trayecto sonó el “Cantaloupe Island” de Herbie Hancock con el groove necesario para esbozar una sonrisa y con un solo de lead que me recordara al mismísimo George Duke aunque aquí fuera Mario Villarreal quien estuviera en el piano. Hicieron una versión mas cercana al jazz del tema “Luna Tucumana” compuesto por el gran cantante y trovador Atahualpa Yupanqui e interpretado con Luis Carlos Reyes en la voz y trombón y ya para finalizar la velada interpretaron “If i ain’t got you” de Alicia keys en una versión cargada de soul, de jazz y de una gran emotividad que tocara Arturo Sandoval en su disco “Live at the blue note”.
Los monólogos de una sax, de una trompeta, de un piano fueron frecuentes en la noche, se desahogaron en su propio lenguaje y aun así quienes ahí estábamos percibíamos el color de cada solo. Hubo hermosas confesiones por parte de un sax tenor (Enrique Ruiz). La trompeta explotaba en el más agudo de sus lamentos y llegaba hasta la nota más grave de si misma destapando en su recorrido nuestros pensamientos. El bajo (Ricardo Martinez) y la batería (Daniel Aguilar) dialogaban como una pareja que ha decidido hablarse con franqueza y escuchan los argumentos de cada uno. Pero hay que hacer mención aparte al momento en el que sobre una pieza de Charly Parker, Carlos Vidal, trompetista deja lucir su capacidad para improvisar echando mano del llamado “Scat” El scat es improvisar o solear (ejecutar un solo) haciendo uso de la voz como un instrumento, no es cantar en si, es hacer un solo con el mas primitivo de los instrumentos: La voz . Y vaya que Vidal tiene la capacidad para hacerlo y arrancarnos el aplauso al terminar su papel de “Scatman” y para sorprender a quienes simplemente no lo esperaban.
El Jazz suena en La Martina, suena en voz de Zaffra y suena en los oídos de quien quiera escucharle. Después de todo, mientras estaba sentado escuchando un poco la música y otro poco los pensamientos que esta me provocaban ,llegue a la conclusión que también el Jazz tiene otra cara, que el jazz no solo se trata de acordes, de armonías, de notas, de solos y lenguajes para músicos. Se trata también de lo que te hace sentir el escuchar un sax aventando sus melodías al aire, su aire, de lo que te hace pensar toda una pieza cuando la escuchas y te dejas llevar entre el sonido de todos sus instrumentos, entre los diálogos que tienen unos con otros, en la atmósfera que va creando uno mismo al cerrar los ojos y abrir los oídos.
El jazz va directo al alma, va en dirección contraria a lo cotidiano, es sentir que algo te vuela la tapa de los sesos en cada solo y enseguida sentirte en el regazo tranquilamente a descansar y pensar en la vida de uno mismo.
El jazz aquí no intimida, el jazz aquí no es elitista, el jazz aquí si vibra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues para inaugurar este blog, te digo que esta reseña me gustó por la sencillez y la manera cálida con que recreas ese jazz, que se antoja mucho haber estado ahí. ¡Suerte con la escritura!

Memo ranas dijo...

El estanque del Pess , es un gran espacio para navegar, felicidades! siempre es grato leerte.